La mayor parte del tráfico online del pasado año se generó desde dispositivos móviles. Este dato no nos sorprende en absoluto, teniendo en cuenta que más de la mitad de la población cuenta con un Smartphone en su bolsillo.
Ya no hay que esperar a llegar a casa o al trabajo para tener acceso a Internet y consultar la información que necesitamos en cada momento. Basta con sacar nuestro teléfono y listo.
Debido al auge del uso de los Smartphones desde hace años la gran mayoría de sitios cuentan con una versión Responsive de la misma.
Y aquí llega el dilema: ¿es lo mismo la versión Responsive de una web que una App? No, no lo es. En ocasiones hemos tenido clientes que consideraban que se trataba del mismo concepto y se han sorprendido al conocer la cantidad de diferencias que existen entre ellas. Vamos a repasarlas de forma rápida:
- Tipo de acceso: probablemente sea evidente, pero no deja de ser una diferencia notable. Para acceder a la versión Responsive de una web es necesario utilizar un buscador. En el caso de la App es necesario descargarla y pasar un proceso de registro (en la mayoría de ocasiones), lo que supone un consumo considerable del espacio en el Smartphone.
- Procedencia de los datos: en la versión Responsive de una web los datos que se muestran se actualizan directamente en la web, de forma que todo lo que se modifique en la versión original se mostrará adaptado a los distintos dispositivos desde los que se acceda. En una App los datos se extraen de una API. Se trata de una interfaz de programación de aplicaciones y, a grandes rasgos, cuando un usuario hace una petición en la App ésta llama a la API para que le proporcione la respuesta requerida.
- Diseño y desarrollo: como comentamos en el punto anterior, la versión Responsive de una web se adapta de forma inmediata a los diferentes formatos de pantalla, modificando la colocación de elementos siempre que sea necesario. Su diseño es sencillo y su desarrollo también, ya que el trabajo “gordo” se ha hecho al desarrollar y diseñar la web. En el caso de las Apps se crean plataformas específicas, donde los contenidos no tienen por qué ser idénticos a los de la versión web y, en muchas ocasiones, ni siquiera tiene que existir una web. La experiencia de usuario suele ser más positiva con la aplicación, ya que implica interactuar con el dispositivo y ofrece la posibilidad de emplear recursos integrados en el Smartphone (como su cámara).
- Velocidad de carga y conexión: Las Apps nativas permiten acceder a ellas sin conexión a Internet, lo cual supone un salto de calidad con respecto a las versiones Responsive. Además la velocidad a la hora de cargar es mucho más rápida, por lo tanto la experiencia del usuario mejora.
No son todas las diferencias pero son algunas de las más importantes. A la hora de escoger entre una u otra siempre recomendamos analizar las necesidades de cada negocio, y valorar las ventajas que podrían aportar a los usuarios accediendo a la versión Responsive de su sitio web o descargando su App. Si te encuentras en esta situación no dudes en consultar con nuestros expertos para asesorarte sin compromiso.